Las malas noticias para los ciudadanos en los medios de comunicación ocultan las que son de carácter positivo o pueden ofrecer un horizonte menos malo. Eso es el caso de esta semana "la factura de la luz subirá hasta un 10%", ¿como se les queda el cuerpo a empresas y ciudadanos?. Si además se adereza con el tan comentado pero igualmente desconocido como el "déficit de tarifa" en el que algunos culpan a las renovables, desconcertamos del todo a la opinión pública. ¿son entonces buenas o malas las energías renovables?. Veamos algunos datos:
Las energías renovables contribuyeron al PIB nacional en 2009 con 8.525 millones de euros, el 0,81% del total, según el estudio elaborado por Deloitte para la asociación de productores de renovables, APPA. El sector, que ha superado en peso en la economía al sector textil, el pesquero o el del calzado, abarató la factura eléctrica en 4.835 millones, según el mismo estudio. La razón es simple: las energías renovables entran a precio cero en el mercado eléctrico y desplazan a tecnologías de generación con mayores costes.
Con las cifras de Deloitte en la mano, el presidente de APPA, José María González Vélez, defendió una vez más el discurso de las empresas que representa: las renovables no solo no son caras (las primas que recibieron en 2009 ascendieron a 4.604 millones, pero abarataron más la factura eléctrica) sino que son fundamentales para una economía moderna.
Con 99.850 empleos y exportaciones de 3.024 millones, las empresas de renovables, subrayó González Vélez, atraviesan un momento delicado, de parálisis, pérdida de empleo -20.000 puestos en 2009- e incertidumbre. Se enfrentan, además, a críticas interesadas como las que atribuyen el llamado déficit tarifario al aumento de las primas a las tecnologías verdes. APPA, disgustada con la gestión del Ministerio de Industria, sostiene que las primas constituyen un coste más del sistema eléctrico, "como tantos otros", pero que no empañan las aportaciones de estas tecnologías al conjunto de la economía.
Pero no todo puede estar basado en el dinero de hoy, sino en el horizonte de mañana. Si no apostamos hoy por las renovables y modelos como la generación distribuida y las redes inteligentes, es posible que nos ahorremos a corto plazo algún euro (cosa que no es evidente), pero estaremos lastrando las oportunidades para cambiar el modelo productivo, ser competitivos y salir lo antes posible de la crisis.
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