2 de diciembre de 2011

La crisis económica no es suficiente para reducir emisiones. Necesitamos más políticas activas para caminar hacia la economía sostenible

Se van publicando algunas informaciones de que estamos consiguiendo reducir emisiones de CO2, no tanto por un esfuerzo de adaptación, ahorro o eficiencia energética, si no por una pérdida de actividad económica a raíz de la crisis económica y financiera. Estos días se celebra en Durban la Cumbre del Clima, una nueva Conferencia Internacional que debe renovar y mejorar el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, el acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global. Una Conferencia que probablemente fracase por la falta de momemtum y de método en la que Estados Unidos y China, responsables de más del 40% del total de gases invernadero ya han anunciado que no están por la labor.

Preocupante, ya que los datos que vamos conociendo son cada día más preocupantes. Por primera vez desde el año 2000, los países que integran el G-20 no han conseguido reducir sus emisiones de C02 a pesar de la débil recuperación de la actividad mundial. Según el Indicador de Economía Baja en Carbono 2011, elaborado por PwC. En 2010 las economías del grupo de veinte países más industrializados del mundo crecieron un 5,1% pero sus emisiones lo hicieron un 5,8%. Este desfase del 0,7% demuestra que la recuperación de la actividad, allá donde ha tenido lugar, no ha sido limpia desde un punto de vista medioambiental, es decir nuestro modelo de desarrollo sigue estando basado en modelos obsoletos medioambientalmente. 

España, sin embargo, ha reducido sus emisiones durante el último ejercicio en un 3,6%, fruto de la caída de la actividad económica, no tanto por ser un buen alumno en la materia. Con estos niveles actuales de descarbonización, España se encuentra alineada para cumplir con el objetivo planteado para el 2050, ya que en su caso se requiere una reducción de un 3,8% anual entre el 2010 y el 2050. Sin embargo la cuestión radica en si seremos capaces de cumplirlo en caso de una reactivación económica.

El reto, sin duda, es que, una vez que la economía se recupere, seamos capaces de mantener estos niveles de descarbonización, para lo que, entre otros, el recién aprobado Plan de Energías Renovables 2011-2020, y su objetivo de que el 20,8% del consumo final de energía sea cubierto con energías renovables en 2020, contribuirá de forma positiva.  El estudio -especialmente relevante ante la cumbre de Durban-, concluye que el rápido crecimiento de las emisiones de CO2 en los países emergentes –especialmente en Korea, Brasil y China- los inviernos más fríos y la caída del precio del carbón respecto al del gas son algunos de los motivos que explican este aumento de las emisiones.

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