La crisis está arrasando con casi todo, y entre las más preocupantes por las consecuencias que tiene a medio y largo plazo es la relajación en la lucha contra el cambio climático. Y es que la concienciación sobre el cambio climático ha perdido relevancia en la sociedad española respecto a 2008 debido a la crisis financiera y a sus consecuencias según Pablo Meira profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y coordinador el informe La sociedad ante el cambio climático. Conocimientos, valoraciones y comportamientos en la población española. 2011, presentado hoy en Madrid.

El documento también cita las medidas que la población está dispuesta a aceptar para luchar contra esta tendencia. Entre ellas destacan algunas polémicas como restringir el uso de automóvil privado en el centro histórico de las ciudades, limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad en zonas urbanas o subir los impuestos a automóviles que más contaminen.
‘Desafecto’ generalizado
En función de la preocupación y la implicación sobre el cambio climático, el estudio divide a la población en 4 perfiles:
- El ‘desafecto’ el que engloba a la mayor parte de la población (59%). Estas personas, de clase media, creen que existe el cambio climático, están preocupados pero no lo consideran un problema prioritario”.
- La ‘España preocupada’ (un 30% de la población) tiene un mayor nivel de ingresos y presta mayor interés sobre el problema aunque tampoco llega a actuar.
- El segmento ‘comprometido’ (un 9%) realiza una lucha activa contra el fenómeno
- El perfil ‘escéptico’, que niega su existencia (un 2%) y que está formado sobre todo por personas mayores, con bajo nivel formativo.
Respecto a las fuentes utilizadas para informarse sobre el cambio climático, la televisión sigue ocupando la primera posición aunque las campañas de publicidad e internet ganan importancia. Los educadores ambientales, los ecologistas y los científicos son los agentes que despiertan mayor confianza frente a los empresarios, los sindicatos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con bajos índices de credibilidad.
Así pues hay que redoblar esfuerzos por hacer comprender que nos jugamos mucho. Pero para ello necesitamos liderazgos creíbles y ejemplaridad pública, y en eso andamos escasos. La imagen de confusión que generó la Cumbre de Copenhaguen es un lastre que todavía nos lastra.
Fuente: Ecoticias y SINC- http://www.agenciasinc.es/
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