Renovables en España: ¿empleos verdes o desempleo?

El sector de las energías renovables suele estar asociado ala creación de empleo de calidad y estable, los llamados "empleo verdes" una de las estrategias de la llamada Estrategia Europa 2020. Sin embargo el último año ha sido igualmente complicado para el sector por la decisión del Gobierno de frenar el desarrollo de la industria eólica y fotovoltaica recortando las ayudas y ha hecho tambalear el rumbo de estos sectores emergentes. El resultado es que los nuevos proyectos se han parado en seco y las energías renovables españolas (eólica, fotovoltaica y termosolar), pese a ser una referencia en el mundo, han descubierto, de golpe, el desempleo. Las incertidumbres sobre las ayudas nublan el horizonte de los proyectos y paralizan el sector.

José Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba esta semana en Seúl la creación los próximos 10 años de un millón de empleos verdes (energías limpias, rehabilitación, transportes...), pero varios informes destacan el otro lado de la moneda: sólo en los sectores eólico y fotovoltaico se han perdido en España 35.000 puestos de trabajo.

España ha pasado del ocupar el liderazgo mundial fotovoltaico en el 2008 al furgón de cola. En Alemania se instalaron 3.800 MW fotovoltaicos en el 2009, frente a 5 MW en España. "La industria está huyendo al extranjero para desarrollar su actividad", dice Asif la asociación de productores fotovoltaicos. "El mercado fotovoltaico lleva paralizado por la regulación y una incertidumbre que dura más de dos años", dice Tomás Díaz, directivo de Asif. "Los proyectos del nuevo mapa eólico catalán (788 MW) no saben qué retribución tendrán", se queja Jaume Morron, gerente de la Asociación Eólica de Catalunya. Pero no todo es de color negro. El sector termosolar (de torre central o canal parabólico) no sufre la crisis. Tiene 17.905 empleos y 20 plantas en marcha. 

El reto es pues volver a apostar por la renovables como generadoras de energía limpia y empleos de calidad. Hemos hecho mucho en estos últimos años, pero España tiene que seguir adelante para estar a la cabeza del grupo de países que apuestan por un desarrollo sostenible, creando riqueza y empleos de calidad. Por ahí pasa el cambio de modelo productivo.