En medio de la guerra de las primas por la energía en la que todos luchan contra todos, quizás sea útil conocer y valorar qué fuentes de generación queremos primar para caminar hacia un futuro más limpio y sostenible.
Para ello es útil conocer la lista que la CNE ha elaborado con las diez centrales eléctricas más contaminantes en España, en la que 40 plantas de generación de energía han sido estudiadas para elaborar esta clasificación, todas ellas dedicadas a la producción de electricidad a través del fuel, carbón o fuel-gas.
El ránking:
El liderato de este ranking en contaminación lo ostenta la planta de fuel Sabón 2, propiedad de Gas Natural Fenosa. La productora eléctrica ostenta el récord español con una emisión de 1,619 kilogramos de CO2 por hora.
Muy de cerca de la instalación gallega encontramos a la central situada en Santurce (Vizcaya), que se llevaría la medalla de plata con una expulsión a la atmósfera de 1,570 kg CO2/kwh. El podio de este top ten lo completa otra generadora de Iberdrola, la conocida como Guardo 1, que contamina a un ritmo de 1,365 kg CO2/kwh.
El cuarto y quinto puesto tienen como inquilinos a dos centrales asturianas: Aboño 1 y 2, ambas con una emisión de 1,255 kg CO2/kwh. Muy cercana a ellas, en la provincia de León, encontramos a la sexta en discordia: Anllares, de Endesa. La central leonesa contamina a un ritmo de 1,167 kg CO2 por kwh.
La séptima plaza la ostenta también la planta de Anllares controlada por Gas Natural Fenosa, que expulsa la misma cantidad de dióxido de carbono que su paisana. Cercs, Puertollano y Escucha (todas ellas regentadas por E.ON), ubicadas en Barcelona, Puertollano y Teruel, cierran este ranking de centrales eléctricas más contaminantes, despidiendo 1,151, 1,099 y 1,082 kg CO2/kwh, respectivamente.
En el top ten de compañías más contaminantes, y que tendrán que mejorar y modificar su plan de trabajo,la alemana E.ON sería la empresa que ostentaría el liderazgo en cuanto a número de centrales que más dañan el medio ambiente, con tres de ellas.
Que cada uno saque sus conclusiones. ¿De verdad queremos un futuro verde y sostenible? Para ello quizás sea necesario un debate sereno sobre cómo queremos producir la electricidad y si el modelo actual es sostenible medioambientalmente.
Fuente: El Economista
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