La ONU ha publicado un informe donde apunta al horizonte verde. Las energías renovables como la solar, la eólica y la geotérmica podrían crecer hasta suministrar casi el 80 por ciento de la demanda mundial en 2050 si están respaldadas por políticas adecuadas. El estudio, realizado por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, proclama que el abandono paulatino de los combustibles fósiles podría ser de gran ayuda para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero a pesar de que las energías renovables parecía que tenían todo a su favor en los últimos años, la inversión y compromiso político espoleado por la cadena de cumbres internacionales sobre cambio climático ha puesto de manifiesto que ni la política ni la inversión están aún del todo listas para dar el gran salto. La crisis económica y la incertidumbre regulatoria -en España- hace que las renovables no despeguen con todo su potencial.
La cuestión que planean algunos hoy es si ante los retos energéticos colectivos, si las renovables podrían garantizar el 100% del suministro eléctrico, que sea una alternativa frente al precio del petróleo y los combustibles fósiles y garantice la independencia y la competitividad energética. La crisis Libia y de los países árabes o el accidente nuclear de Japón marcarán un punto de inflexión sobre el futuro de la energías, pero hace años que sabemos que las renovables son vitales para reducir la huella de carbono en la economía además de ser una alternativa al petróleo. El director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables, Adnan Amin, ha dicho lo que ya sabemos a pesar de la fuerza de los lobbies energéticos, "el desarrollo de la energía renovable es inevitable".
A pesar de que el informe de la ONU describe el aumento de las renovables en el mundo, aborda la cuestión clave, cómo financiar el llegar al 80% de renovables en 2050, que el propio IPCC califica de "técnica y políticamente muy ambicioso". Se calcula que las inversiones necesarias para el desarrollo de este sector en la próxima década alcanzarían entre 1.300 y 5.100 millones de dólares (entre 910 y 3.750 millones de euros). Y para ello los países emergentes serán claves. Si se quiere alcanzar un objetivo tan ambicioso se precisa que mejoren las condiciones para la implantación de las energías renovables en los países renovables. Es hora pues de orientar la cooperación al desarrollo al terreno del desarrollo de las energías renovables.
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