Los programas de I+D+i nos van aportando cada día nuevas posibilidades para generar nuevas fuentes de producción energética. Gracias a ellos, desde hace años sabemos que con residuos de explotaciones forestales, residuos industriales (fábricas de muebles, carpinterías, etc.), residuos de cultivos agrícolas (cardos, paja, etc.) o residuos industriales (cáscaras de almendras, piñas, huesos de oliva, etc.) podemos elaborar combustible -pellets- para calderas de biomasa.
Pero siempre hay que dar un paso más, y Expertos de la Universidad de Jaén (UJA), dirigidos por Francisco Jurado, van a dar una vuelta de tuerca al empleo de los residuos de la poda del olivar y pretenden aumentar el aprovechamiento energético de estos subproductos.
Los investigadores han apuntado que "la experiencia ha demostrado que del olivo, como en el cerdo, todo o casi todo vale", desde las astillas, hojas, huesos y madera y parece que "el sector energético verde es el más beneficiado". Investigadores de la Universidad de Jaén pretenden incorporar la gasificación en la transformación energética de toda esta materia prima. Hasta la fecha, para el residuo de poda, al igual que para el resto de los provenientes de la actividad agrícola, no se han encontrado aplicaciones viables, "ni desde el punto de vista tecnológico, ni económico".
La nueva propuesta es "innovadora", se parte de una biomasa que se somete a un proceso químico que originará un gas de síntesis constituido fundamentalmente por hidrógeno, monóxido de carbono, metano, dióxido de carbono y nitrógeno. Y a partir de este gas de síntesis, se puede poner en marcha un motor de combustión interna o generar energía eléctrica utilizando una microturbina. Actualmente, existen distintas alternativas para aprovechar estos residuos. A través de la conversión termoquímica (combustión, gasificación y priólisis) y la conversión bioquímica.
La gasificación produce un menor volumen de gases residuales y una mayor concentración de contaminantes, por lo que los sistemas de depuración son menores y más eficientes. Por otro lado, el combustible obtenido es muy versátil, ya que puede emplearse en una amplia gama de aplicaciones con equipos convencionales. Y lo más importante, "el rendimiento eléctrico ofrecido por la poda una vez que se ha sometido a la gasificación es del 30 por ciento", subraya el investigador principal.
Así pues nuestros olivares además de fuente de productos para nuestra alimentación básica, pueden ser igualmente una nueva fuente de energía.
Fuente: Ecoticias
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