De todos es sabido que Alemania tiene una alianza estratégica con Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas. Rusia provee de gas a la locomotora europea, aumentando no solo sus ingresos, sino convirtiéndose de nuevo en un actor geopolítico central en el tablero de la lucha por los recursos energéticos. En los últimos años, esa relación se ha profundizado de forma importante, hasta el punto de que los intereses de Alemania y Rusia colisionan o no coinciden necesariamente con los intereses generales europeos.
Pero Alemania no mira solo hacia el norte, está apostando de forma muy importante por acceder a nuevas fuentes de suministro en otras regiones, y en particular por aquellas que pueden proveer energías limpias y potenciar así su maquinaria industrial y tecnológica. Y eso se llama eminentemente energía solar.
Estos días el ministro alemán de Asuntos Exteriores Guido Westerwelle en Marruecos un país importante pero no capital para Alemania. Tras visitar Marrakech y rendir homenaje a las víctimas del atentado del café Argana, el ministro alemán fue recibido hoy por el rey Mohamed VI, algo que solo se reserva a los amigos de Marruecos o a socios de especial interés. Y es que esta visita oficial de tres días está centrada centrada en reforzar la cooperación bilateral en energías renovables.
Los Alemanes hace años que trabajan ya en reforzar su asociación en el terreno de las energías renovables con los países del sur del Mediterráneo a través del faraónico proyecto Desertec. Una iniciativa desarrollada por un grupo de empresas y bancos alemanes, al que se han sumado otras firmas europeas, también españolas, para crear en los países del norte de África una cadena de centrales de energía solar y eólica que cubriría el 15 por ciento de las necesidades energéticas europeas en un plazo de 40 años.
Desertec es un proyecto ambicioso pero está respaldado por empresas como Siemens y Deutsche Bank están apoyando la construcción de una cadena de plantas de energía solar en el Norte de África, a tan gran escala que podría suministrar electricidad a hogares e industrias europeas para el final de la próxima década. La infraestructura costará al menos 400 billones de euros. Desertec podría cubrir al menos 15% de las necesidades energéticas europeas para 2019. Para 2050, estiman que esta contribución podría ser de entre 20% y 25%.
Las empresas españolas nos tenemos que poner las pilas. Los éxitos del pasado no garantizan los éxitos del futuro, y los demás caminan deprisa.
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