La Unión Europea (UE) celebra cada año la 'Semana Verde Europea'. Unos días de márketing político sobre la sostenibilidad, antaño conocidas en las organizaciones como "agitación y propaganda". En realidad todos las semanas del año deberían convertirse en Green Weeks, pero en fin... El objetivo de la acción es conseguir caminar hacia la eficiencia energética del uso de los recursos, y bajo el lema 'Gastar menos, vivir mejor', la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, trata de comunicar la importancia que tiene la eficiencia energética de los recursos como el agua, el viento, el suelo, los metales preciosos o el petróleo para cumplir los objetivos fijados para 2020-2050.
La UE ha lanzado una estrategia de crecimiento económico sostenible e integrador basado en una innovación sostenible, basada en la iniciativa 'Una Europa que utilice eficazmente los recursos', acordada el pasado mes de enero. Y es que la previsión de que en 2050 la población mundial alcance los 9.000 millones de personas y la caducidad de recursos como el agua y el petróleo, nos interpela a reflexionar sobre los cambios que se están produciendo en el planeta y cómo utilizar los recursos. La sostenibilidad no es un problema europeo, es un problema global que sobrepasa los límites geográficos de Europa y tiene un carácter ético, político, social y económico.
La solución pasa por un nuevo modelo de desarrollo y eso solo es posible hacerlo a escala europea y global. Y en materia de energía, más allá de la apuesta por las energías renovables, pasa por aportar por mejores formas de facilitar la transición rápida hacia formas de producción y productos energéticamente eficientes, pasa por nuevas normas para reestructurar la fiscalidad de los servicios y productos teniendo en cuenta tanto sus emisiones de CO2 como su contenido energético.
Como apuntamos en el post Eficiencia energética y fiscalidad, el camino pasa por Europa, solo a nivel europeo se puede establecer un planteamiento más coherente en materia de fiscalidad de la energía en toda la UE y evitar las contradicciones y el dumping entre los Estados Miembros, estableciendo unas reglas de juego equitativas en toda la Unión. Una oportunidad para que los Estados miembros se replanteen sus políticas tributarias para fomentar el empleo y la creación de puestos de trabajo dando prioridad a los empleos verdes.
Así pues bienvenida sea la Semana Verde Europea, pero quizás valdría la pena llevar esas iniciativas adelante con todas sus consecuencias con una potente hoja de ruta para la acción si no queremos que se quede solo en una acción de márketing polítco verde.
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