Los grupos de presión (lobbyes) nucleares se mepeñan en hacernos creer que un sistema energético basado en energías renovables es una quimera, que solo la nuclear puede ofrecer competitividad y seguridad de suministro. Pero cada vez hay más ejemplos de que otro modelo es posible. Alemania, la gran potencia industrial europea decidió dar un vuelco a su política energética definitivo hace ya un par de años, pero hace tiempo que apostó por las energías limpias y renovables gracias a su capacidad de aprendizaje, creatividad e innovación. Alemania está tejiendo una inteligente estrategia energética que le dará innumerables frutos políticos, económicos, sociales y medioambientales.
Y los resultados ya están aquí. Las plantas de energía solar en el país establecieron un nuevo récord mundial con 22 gigawattts de electricidad a la hora, el equivalente a 20 centrales nucleares a pleno rendimiento, entre el mediodía del viernes y el sábado de este pasado fin de semana. El logro es también el equivalente al 50% de las necesidades básicas de demanda en el país en un día. Y eso lo han conseguido tras cerrar hasta ocho plantas nucleares, y pretende para 2022 cerrar las nueve que aún quedan en activo.
¿Se ha vuelto loca Alemania?
Ulrich Beck, sociólogo y profesor emérito de la Universidad de Múnich, y profesor de la London School of Economics, explicó de forma clara en un brillante artículo la apuesta de Alemania, en el que en resumen podría titularse “no es el miedo alemán. ¡Es la economía, estúpido!”:
“Ninguna otra nación industrial se ha embarcado en un
abandono tan rápido de la energía nuclear como Alemania. ¿Estamos ante un
acceso de pánico exagerado? No. No es el "miedo alemán". ¡Es la
economía, estúpido! La energía nuclear se hará más onerosa a la larga; la
renovable, más barata. A los alemanes lo que les impulsa es un miedo astuto.
Olfatean las oportunidades económicas del mercado mundial del futuro. En
alemán, el vuelco energético es sinónimo de empleo. Un cínico podría decir:
dejemos que los demás sigan en su orgullosa falta de miedo; eso termina
resultando en estancamiento económico e inversiones fallidas. Los paladines de
la energía nuclear se ciegan el camino hacia los mercados del futuro, al no
invertir en la alternativa de los productos que ahorran energía y en las
energías renovables, como tampoco en universidades, carreras profesionales e
institutos de investigación "verdes"[1].
[1] “Porqué Alemania renuncia a la energía
nuclear”. Ulrich Beck. EL PAIS 22/06/2011
Así pues, si la locomotora económica europea apuesta por un futuro sin
nucleares y apunta a un horizonte basado en energías limpias y renovables por
algo será. No solo es una cuestión de dinero, sino de inteligencia económica y
de diseño de un sistema energético autónomo y más democrático frente a las
servidumbres del petróleo y la energía nuclear. ¿porqué no imitar a los mejores cuando tenemos la industria y la tecnología para hacerlo?
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