El sector agroalimentario de Almería a través de Coexphal, está buscando la fórmula de mantener la competitividad del sector hortofrutícola frente a Marruecos, teniendo en cuenta que Europa ha decidido abrir sus puertas al país norteafricano que tiene como ventaja insalvable sus bajos costes laborales. Almería quiere encontrar en las energías renovables aplicadas a la agricultura un colchón salvavidas, ya que el vecino del sur tiene su talón de aquiles en el consumo eléctrico y en la eficiencia energética.
“No podemos competir con Marruecos en mano de obra, pero sí en energía, ya que allí es más cara y hay que aprovecharlo”, explicaba ayer en la Estación de Las Palmerillas Pau Solanilla, uno de los responsables de Electria, Compañía Eléctrica para el Desarrollo Sostenible, durante una jornada organizada por Coexphal y Cajamar dirigida a explicar a las comercializadoras las posibilidades de invertir en renovables.
Una oportunidad que nace de la necesidad
Tras el reciente Real Decreto Ley 1/2012 que ha eliminado las primas, la mejor opción para ‘el modelo Almería’ es la apuesta por instalaciones eólicas en los centros de manipulado, que reducirían drásticamente la factura eléctrica y los costes de las empresas. “Siguiendo el Atlas eólico y datos como la velocidad del viento en Almería, nos hemos dado cuenta que esta zona es el lugar de España donde más rentables serían los aerogeneradores de pequeña y mediana potencia aplicados a la agroindustria”, subrayó Santiago Nistal, director general de Electria Wind. Esta empresa prevé instalar en mayo en la Estación de Las Palmerillas el primer aerogenerador en España, basado en el autoconsumo agrícola. Este primer molino de viento aspira a ser el modelo a seguir por el sector.
La burocracia como un muro
Sin embargo, el único problema con el que se enfrenta el sector para poder colocar aerogeneradores eólicos en cooperativas y alhóndigas no está fuera, sino dentro. Se trata de una cuestión administrativa y reglamentaria. Los presidentes de cooperativas y SAT pidieron ayer que la Administración, tanto autonómica como local, sea flexible y adapte la normativa escrita a la realidad que vive el principal motor de la economía almeriense. Por ejemplo, las normativas municipales ponen trabas a la instalación de aerogeneradores en almacenes próximos a núcleos de población. Por tanto, ayer se pidió un cambio en aquellos PGOU y Planes de Ordenación Urbana que impiden que las comercializadoras levanten molinos de viento.
“La eólica nos puede suponer una reducción de costes muy importante, además de mejorar la imagen del sector, así que esperamos que se nos faciliten las cosas”, expresó Juan Colomina, gerente de Coexphal.
Los números convencen
El precio de la electricidad en el sector agroindustrial aumentará en los próximos años. En 2007 el kW/hora estaba en 9 céntimos, en 2012 está en 11 céntimos y se prevé que en 2016 llegue a 16 céntimos. Si una central de manipulado media en Almería de unos 25.000 metros cuadrados consume al año 2 millones de kW/hora, esto significa que en 2007 tuvo un coste eléctrico anual de 180.000 euros, en 2012 de 220.000 euros y en 2016 de 320.000 euros. La introducción de la energía eólica en estas empresas agrícolas permitiría producir la electricidad que se consume y, por lo tanto, poder vivir al margen de la escalada de los precios que se prevé en la factura de la luz.
Otro inconveniente es que la energía eólica requiere una considerable inversión, que podría ser amortizable, eso sí, en solo 6 años. Incluso la barrera que podría suponer el desembolso inicial dejaría de ser un obstáculo gracias al compromiso de Cajamar con el sector agrícola almeriense. Así lo dijo Roberto García Torrente, director de Negocio Agroalimentario, que recordó que “Cajamar siempre ha estado al lado del campo y de su desarrollo”.
Fuente: La Voz de Almería
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