En el sector de la energía los nervios están desatados desde hace muchos meses. Es un sector regulado en el que hay muchos intereses económicos en juego, y algunas empresas están acostumbradas a trabajar en el marco de una cultura monopolística, y sufren cuando entran nuevos actores en el sistema. La crisis económica y la escasez de recursos públicos, ha desatado la guerra de las primas en un intento de reducir el enorme déficit de tarifa, y algunos ya han encontrado al culpable de nuestros problemas, las energías renovables, y hacen campaña abiertamente en contra de éstas denunciando el "dineral" que nos cuesta.
Según cálculos de Europa Press que publica el diario Expansión, a partir de las liquidaciones del régimen especial que mensualmente elabora la Comisión Nacional de la Energía (CNE), este importe equivale al 81% de los 4.888 millones de euros liquidados en primas al régimen especial en los ocho primeros meses del año. Aparte de las renovables, estas ayudas destinadas al régimen especial incluyen tecnologías como la cogeneración.
Durante el conjunto de 2009, las primas al régimen especial ascendieron a 6.215 millones, de los que 4.719 millones de euros correspondieron a las renovables. Todos estos incentivos se cargan a la tarifa eléctrica y han sido objeto de revisión por parte del Gobierno, que ha recortado en parte las subvenciones y que ha remitido a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) las distintas resoluciones relacionadas con cada una de las principales tecnologías.
El kilovatio hora que recibe más ayudas es el fotovoltaico, de 41,6 céntimos, seguido al termoeléctrico, de 26,9 céntimos. La biomasa y el tratamiento de residuos rondan los 7 céntimos, frente a los 5 céntimos de la cogeneración y los 4 de eólica e hidráulica. El régimen especial ha cubierto durante el mes un 27% de la electricidad demandada, gracias sobre todo a la eólica, que ha aportado un 10% del total, por delante del 7,7% de la cogeneración y del 3% de la fotovoltaica.
Pero más allá de los números absolutos, el coste de las renovables debiera enmarcarse en una estrategia para ganar l abatalla del reto energético en el futuro. La valoración del desarrollo de un sector como éste no debiera estar basado solo en cuanto cuesta, sino si lo que destinamos a ellas es un coste o una inversión. Y ahí nadie duda que el futuro pasa por las renovables. Seguramente hay que hacer ajustes para garantizar la racionabilidad y proporcionalidad del sistema, pero que no nos confundan, hay sectores "insostenibles" y sin ningna viabilidad de futuro que cuestan al erario público mucho más.
No hay desarrollo sin energía, y éste solo podrá ser sostenible si se basa en energías igualmente sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, y eso solo lo pueden ofrecer las energías renovables.
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