La tan cacareada reforma del sector eléctrico que ha aprobado el Gobierno español no debería ser tratada como tal. No es una reforma del sistema, sino toda una contra-reforma para anclar y asegurar los intereses de unos pocos en vez de defender el interés general y sentar las bases para el futuro.
Es lógico que el Gobierno intente contener los gastos y reducir el llamado déficit de tarifa, pero no a costa de limitar la libertad individual de los ciudadanos y las familias. Asistimos a la paradoja de que un gobierno que se proclama liberal, implanta una legislación intervencionista para garantizar que unas pocas empresas sigan trabajando en régimen oligopólico.
Las nuevas tecnologías son disruptivas, y vienen a remover el status quo de las empresas tradicionales. Lo hemos visto en otros sectores, aquellos que no han sabido adaptarse al cambio, sufren y mucho en sus respectivos sectores económicos. El problema lllega cuando un Gobierno en una economía abierta y de mercado intenta anclar los intereses de unas pocas empresas y sus privilegios, ante el empuje de las tecnologías y en detrimento de la democratización del sector la energía
El resultado es una deformación del mercado y lastrar la posibilidad de que España lidere un sector que inevitablemente liderará el futuro de la energía y es una fuente de innovación. Los alemanes, primera potencia económica europea lo tiene claro y apuesta por el autoconsumo y la generación distribuida con renovables. España prefiere volver a un pasado glorioso que no volverá. Toda una contra-reforma que nos pasará factura y nos condena al retraso tecnológico y económico como ya hemos visto en otros momentos de nuestra historia.
Las calderas son importantes medios para las energías alternativas, ahorro de energía, economía y tener energía alternativa de abastecimiento y utilizar este tipo de energía
ResponderEliminarcalderería anticorrosiva